15 años en el escenario: lo que he aprendido del arte de dar conferencias
- Gabriel Alzate T
- 27 jun
- 3 Min. de lectura

Hace más de 15 años subí por primera vez a un escenario. Recuerdo los nervios, la emoción y esa sensación única de estar frente a un público esperando algo de ti: conocimiento, inspiración, guía. Lo que comenzó como una oportunidad, se convirtió en una pasión. Y con los años, esa pasión se transformó en una profesión que respeto profundamente.
Dar conferencias no es solo hablar. Es conectar. Es entregar lo mejor de uno mismo con honestidad, experiencia y vocación de servicio. Cada vez que me invitan a una empresa, a un congreso o a un evento privado, siento la responsabilidad y el privilegio de aportar valor real. Por eso, quiero compartir cinco recomendaciones para quienes sienten ese llamado y quieren empezar en este maravilloso camino:
1. Construí tu marca personal con propósito
La gente necesita saber quién sos, qué hacés y por qué deberían escucharte. Una marca personal sólida se construye con contenido valioso, coherente y auténtico. No se trata de hablar por hablar, sino de generar una comunidad que te reconozca como experto en un tema.
En mi caso, LinkedIn ha sido la plataforma ideal para conectar con empresas y tomadores de decisiones. Allí comparto lo que hago, lo que aprendo y lo que vivo. Las redes no son solo vitrinas, son canales de conexión. Aprovechalas con intención, sabiendo a quién querés llegar y qué mensaje querés dejar.
2. Creá una conferencia que deje huella
Una buena conferencia no se improvisa. En mi caso, desarrollo una conferencia durante meses, incluso hasta un año. Todo empieza con una pregunta: ¿De qué quiero hablar y por qué es importante para otros?
Investigo, analizo mi experiencia, organizo ideas, estructuro tiempos y, sobre todo, me enfoco en que el mensaje sea claro, memorable y útil. Uso videos, sonidos, imágenes y storytelling para lograr que cada minuto sea una experiencia. Porque una conferencia no es solo una charla, es un viaje emocional e intelectual.
3. Sé profesional en cada detalle
Esto es una profesión, y como tal, merece todo el respeto. Por eso ensayo cada presentación hasta sabérmela de memoria. Hago pruebas de sonido, reviso que todo

funcione, cuido mi alimentación y mi energía. Me preparo física y mentalmente para entregar lo mejor.
La actitud también cuenta. Siempre con la misma pasión, sea ante 10 personas o 10 mil. Cada asistente merece lo mejor de vos. Y eso se nota en cada gesto, cada palabra, cada movimiento.
4. Cuidá tu puesta en escena
El escenario es tu espacio sagrado. Caminá, mirá a todos, no hables de espaldas, usá tus manos para reforzar el mensaje. Pedí un buen micrófono, usá un monitor de retorno, respetá el tiempo asignado. No subestimes los detalles. Todo comunica, incluso lo que no decís.
Y lo más importante: conectá con tu público. Subí, mirá, respirá, sonreí, y entregá tu verdad con autenticidad.
5. Escuchá. Siempre escuchá.
La retroalimentación es un regalo. Preguntá cómo fue tu presentación, qué funcionó, qué no. Escuchá los comentarios en redes, los mails, los silencios. Cada opinión te ayuda a crecer. No todas las conferencias van a salir perfectas, pero todas te enseñan algo.
Siempre tengo una conversación previa con quien me contrata para alinear expectativas, y otra después para mejorar. Esa humildad es clave para evolucionar en este camino.
El escenario, mi lugar favorito
Este mundo de las conferencias me ha regalado experiencias increíbles: empresas inspiradoras, personas brillantes, culturas diversas y escenarios que jamás imaginé. Pero más allá del brillo, lo que más valoro es poder compartir lo que sé con quienes quieren aprender y transformar.
Si sentís que este camino te llama, seguilo con determinación y pasión. Y si en algo puedo ayudarte, sabé que contás conmigo. Siempre estaré abierto a compartir lo que he vivido, aprendido y sentido en estos más de 15 años. Porque al final, lo más valioso que tenemos es lo que podemos entregar a otros.
Gabriel Alzate T, Speaker internacional
Comments